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La importancia del color en el interiorismo comercial

Sentirse a gusto cuando entras en un comercio influye en nuestras decisiones de compra. Los colores ejercen un efecto directo sobre nuestro estado de ánimo.

Los colores poseen percepciones visuales de género,  edad y cultura, que estimulan el acto de compra en los clientes. Seleccionar el color o las paletas de colores apropiadas a cada tipología de negocio y adaptándola al perfil del público al que queremos dirigirnos, ya que cada tipología de cliente posee su propio código de comunicación, puede ayudarnos a incrementar  las ventas sustancialmente en un negocio.

Para vender, hay que comunicar. Tan importante es el producto o servicio que ofrecemos, como el trato y la atención prestada al cliente y, cada día, cobra más importancia el interiorismo comercial, la atmosfera creada en el establecimiento. Nos referimos a aspectos como el diseño del local, la paleta de colores elegida para pintar  las paredes,  el mobiliario, la distribución del espacio,  la iluminación, el olor, la temperatura, la música …  todo nos ayuda a  comunicar.

A la hora de elegir el color de las paredes o la fachada de un comercio no solo hay que pensar en términos estéticos, hay que tener en cuenta otros factores funcionales y estructurales.

Según investigaciones del Institute of Colour Research relacionadas con el  interiorismo comercial, un 93% de los clientes se fija en la apariencia de un establecimiento y en tan solo 90 segundos se crean, inconscientemente, una imagen acerca de éste. Además, un 52% de los compradores descarta un comercio y decide no regresar nunca más  debido a la decoración del local. De ahí la importancia del interiorismo y el uso del color.

La división básica del color, se hace en 2 categorías que son los tonos fríos y los tonos cálidos. Los tonos fríos como las gamas de azules, verdes  o morados en general crean atmósferas tranquilas y relajantes y  se relacionan con higiene, limpieza, pulcritud, paz y serenidad, por eso son empleados habitualmente en hospitales, clínicas médicas o dentales. Mientras que los colores cálidos como el rojo, naranja y amarillo pueden dinamizar un espacio.  Podemos fijarnos en los supermercados o establecimientos de comida rápida, en los que suelen destacar los colores intensos, como los rojos o naranjas, que empujan al cliente a la actividad, la impulsividad y la acción.

El color como cualquier otra técnica, tiene la suya y está sometido a ciertas leyes, que conociéndolas es posible dominar el arte de la armonización. El color es un arma poderosa que transforma, altera y tiene el poder de  embellecer cualquier espacio.

 

 

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